“Cuando abro la cartera
Para enseñar el carné
Para pagar algo
O para consultar el horario de trenes
Te miro.
El polen de la flor
Es más viejo que las montañas
Aravis es joven
Para ser una montaña.
Los óvulos de la flor
Seguirán desgranándose
Cuando Aravis, ya vieja,
No sea más que una colina.
La flor en el corazón
De la cartera, la fuerza
De lo que vive en nosotros
Sobrevive a la montaña.
Y nuestros rostros, mi vida, breves como fotos».
(Berger)
Flores en la consulta.
Un símbolo a modo de flecha que enlaza pasado, presente y futuro; que parecer intensificar esa conciencia que llamamos memoria. Donde la vida y la muerte se miran a los ojos, pues ésta es también de uno mismo desde el primer momento, como nos recuerda Berger. Por mucho que en ocasiones nos cegue el afán por la inmortalidad, por la eterna felicidad, por un estado quasi-perfecto.
Por tanto, su presencia como testigo en los intercambios de palabras, silencios y lenguajes corporales, de cada encuentro, no es más que una presencia caduca de la fugacidad de la vida, de lo sensorial, de lo abstracto.
La amabilidad del entorno ayuda a ofrecer dignidad durante la entrevista clínica. Las flores en la mesa como presencia discreta y sensible a las historias compartidas, como imagen de intersección de líneas verticales y horizontales. Otro ingrediente más que acompaña al profesional en su relación con el va-y-ven de la vida.
Flores en la consulta.