Vengo cada día a la misma consulta desde hace unos cuantos meses y, hasta ahora, había ofrecido el papel de las manos cuando alguien lloraba en la consulta. Había pensando en varias ocasiones la posibilidad de poner pañuelos porque ese papel es un tanto áspero. Hace unos días antes de terminar la lista para que María pudiese reponer la consulta, fue cuando le pregunté si había pañuelos en el almacén.
– » ¿Pañuelos?, ¿Para qué quieres pañuelos?»
Le comento que me parece que son necesarios, que en la consulta ofrezco el otro papel de las manos cuando la gente llora pero me parece que le falta algo de suavidad y pensé en tener mejor pañuelos.
– » ¿La gente llora en tu consulta?…».
Le respondo que sí. Que la gente, en ocasiones, llora…
-» ¿No serás tú quien les haces llorar?. Porque lo de venir al médico y llorar, no sé si es muy normal. Lo siento pero no, no hay pañuelos en el almacén. Llevo muchos años trabajando aquí y no recuerdo que hubiera antes tampoco. Y creo que no es algo que la gente suela pedir, pero lo preguntaré».
No pasa nada, los compraré. Trabajé en otro centro, que tampoco había en el almacén y los compraba. Aunque a veces desparecían porque alguien los solía guardar en el cajón, pero podía recurrir a ellos cuando los necesitábamos.
«Bueno… ahora que lo pienso… creo que alguna vez he visto pañuelos en la época de gripe porque los representantes los regalan».
Historias de pañuelos: ausentes, itinerantes…
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